miércoles, 5 de marzo de 2014


Discurso de Trotsky en su empeño por desacreditar públicamente a Stalin.






Cuando Lenin  murió el puesto de líder de la URSS quedaba vacante y los que más posibilidades tenían de ocuparlos eran Trotsky y Stalin que se enfrentaron políticamente. Pero Stalin apartó a Trotsky del poder  y formó un triunvirato con Zinoviev y Kamenv que estaban dispuesto a defenderle hasta la muerte; pero además Stalin no estaba dispuesto  a tener a Trotsky cerca pues sabía que corría peligro, así que 1929 lo desterró de Rusia.
A finales de la década de 1930 tuvo lugar en la unión Soviética lo que se conoció como la Gran Purga una serie de persecuciones u represiones políticas  para eliminar tanto en el partido comunista , como en las fuerzas armadas u otros sectores del pueblo  que pudiera poner en duda  el liderazgo de Stalin.
Stalin señaló como responsables del asesinato de Kirov un comunista muy estalinista, a sus compañeros del triunvirato Zinoviev y Kamenv  a los que consideraba como la oposición de izquierda junto a Trotsky; estos admitieron durante una serie de juicios multitudinarios y con muy pocas garantías las acusaciones de crímenes contra el Estado y fueron condenados a muerte.
En este documento Visual podemos ver como en uno de los discurso de trotsky  acusa a Stalin de llevar a Zinoviev, Kamenv y pitiakov a juicio con falsas acusaciones que han sido conseguidas por medio de la extorción  y la tortura, en nombre del comunismo o el socialismo como quieren hacerles creer a la población,  sino abusando de de su pode.
Trotsky que se siente amenazado cree tener una misión,  crear una comisión de investigación internacional, con autoridades que gocen de la confianza de la población. Se compromete a presentar toda la documentación necesaria para que no quepa la menor duda de que nada tiene que ver con las acusaciones que se vierten sobre él fomentadas por Stalin y la GPU, a estos últimos los considera la Gestapo de los nazis.
El contexto histórico es la época del estalinismo de la URSS y más concretamente entre 1936-1938 en lo que se llamó los procesos de Moscú fue aquí donde se llevó a cabo una serie de tres juicios donde condenaron y ejecutaron a ex miembros del partido comunista por conspirar para asesinar a Stalin y otros líderes soviético, además fueron acusados también de intentar instalar el capitalismo y desintegrar la Unión Soviética.




                                                            Zinoviev y Kamenv 


                                             

                                                    Parte de un artículo publicado en el New York Time


                                    


                  
Moscú, 23 de enero de 1937.- Con una clara y descolorida voz, tan precisa y
desapasionada como la de un profesor dictando su clase, Gregorio Piatakov,
ex Comisario Asistente de la industria pesada, liquidó su vida y la vida de sus
dieciséis compañeros acusados, tan pronto comenzara su enjuiciamiento como
conspiradores contra el régimen soviético.
Lució como un profesor, con su ancha frente de erudito, anteojos de armazón
negro, barba corta y rojiza y cabello ondulado hacia atrás, todo salpicado por
el gris de las canas. Pero lo que expuso fue un relato negro de traición, en
acto y en intención.
Aquí, por cinco largas horas, no existió la histérica confesión de un fanático
desesperado, pero sí un pormenorizado relato de acción conspirativa, poco
menos terrible y más convincente que la acusación, cuya lectura ocupó la primera
hora de esta sesión de apertura del juicio.
Muy breve y sumariamente, la acusación enunció cinco cargos: un intento de
derribar el gobierno soviético y restaurar el capitalismo, un pacto con estados
extranjeros enemigos –Alemania y Japón- para provocar la guerra, invasión y
apoderamiento de territorio soviético, espionaje, sabotaje y el intento de
cometer actos de terrorismo, incluidos el asesinato de líderes soviéticos.
Todos los acusados se declararon culpables de los cinco cargos de la acusación,
cualquiera de los cuales sería suficiente en este país para fusilar siete, setent
o setecientas veces a los diecisiete conspiradores.
Solamente el sabotaje y el espionaje fueron hechos consumados, pero Piatakov
dejó en claro que la voluntad por todo lo demás estaba presente, aunque su
realización fue imposible. Todo esto, dijo, fue por órdenes directas de León
Trotsky, y su exposición llegó al clímax con la descripción de una visita secreta
suya a Trotsky en Oslo, Noruega, en diciembre de 1935.
  

                                                                                         Susana Álvarez Navarro

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