GENOCIDIO
“Homo homine lupus” (El hombre es un lobo para el hombre)
Thomas Hobbes
“Ante nosotros se levantaba una casa
parecida a un establecimiento de baños , adornada con geranios a cada lado de
una escalera central; tenía a derecha y
a izquierda tres habitaciones de 5 x 5
metros de 1,90 de altura, con puertas de madera. En el tejado –humorada irónica- una estrella
de David. En el edificio la inscripción
“ Fundación Heckenholt”
Descripción que hace de las cámaras de gas de los campos de exterminio
de Belcec. Kurt Gerstein, oficial de la SS que trató de transmitir al mundo los
horrores que se estaban produciendo en los campos de exterminio nazis. Tomado
de La Gran Crónica de la Segunda Guerra Mundial, que lo toma a su vez de la
traducción del libro “Dans Dritte Reich und die Juden”.
El origen
En historia no se puede decir con
precisión cuál es el origen de algo, porque ese origen a su vez procede de
hechos anteriores; pero, si hablamos del exterminio de judíos por parte de los
nazis, podemos buscar su inicio en las ideas que Hitler vertió en 1.923 en el
libro que escribió durante su estancia en prisión “Mein Kampf” (mi lucha). En
el libro sostenía que los judíos tenían un complot para someter el mundo y que
había que acabar con ellos, no de manera desorganizada mediante “pogromos”
(linchamientos públicos a un grupo particular, étnico o religioso) sino de una
manera eficiente y planificada”. Para
Hitler “el tema judío era la cuestión esencial del nazismo”.
Cuando Hitler escribió Mein Kampf estaba
en la cárcel, condenado por su intento de golpe de estado contra el gobierno de
la República de Weimar, pero sólo estuvo preso ocho meses. Salió en 1924. Diez años más tarde los nazis llegaron al
poder y en 1.935 publicaron las “Leyes de Nuremberg” . Entre otras cosas negaban la ciudadanía del
Reich a los judíos alemanes y prohibían todo matrimonio mixto entre judíos
alemanes y alemanes no judíos. Los
campos de concentración y de exterminio estaban a la vuelta de la esquina.
Noche de los cristales rotos
La noche del 9 al 10 de noviembre de
1.938, se producen pogromos combinados en la Alemania Nazi y en Austria, la
población civil junto con tropas de asalto de las SA, ataca a los ciudadanos
judíos y a sus propiedades y destruye las sinagogas.
Mientras esto sucedía Las autoridades
alemanas observaban sin intervenir.
Se intenta presentar como una reacción
espontánea de la población al asesinato de Ermst Yom Rath, secretario de la
embajada alemana en París, por un joven judío polaco de origen alemán, pero no
es verdad, en realidad todo ha sido ordenado por Hitler y cuidadosamente
planeado Goebbels, su Ministro de Propaganda.
Contaron con la Gestapo, las juventudes hitlerianas, las SA y otras
fuerzas de policía.
A la mañana siguiente las calles estaban
cubiertas por los cristales rotos de los escaparates y de las casas de los
judíos. 91 judíos fueron asesinados y
otros 30.000 fueron detenidos y enviados a los campos de concentración de
Sachenhausen, Buchenwald y Dachau. Las
casas de los judíos, sus escuelas y hospitales fueron destruidas y más de 1000
sinagogas fueron quemadas.
Dachau, tras su toma por los aliados
Al principio el terror pretendía
acelerar el proceso de emigración de los judíos, se les segregó, se les aisló y
se forzó a muchos de ellos a salir de Alemania; quizá esos fueran los
afortunados.
Los guetos
Fue tras la invasión de Polonia por
Alemania en 1.939 cuando el plan de concentrar primero y exterminar después a
los judíos europeos tomó forma. Primero
se crearon grandes guetos en Polonia a los que se deportaron los judíos de
Polonia y de Europa Occidental.
El gueto
de Varsovia fue el más grande. Se
implantó en el centro de la capital polaca entre octubre y noviembre de
1.940. Tuvo una población estimada de
unas 400.000 personas, pero había sido concebido como un centro de tránsito
hacia los campos de exterminio, al de Treblinka, entre otros. Su población acabó reducida a 50.000
personas, los demás acabaron en los hornos crematorios o en las tremendas fosas
comunes de los campos de exterminio.
Los judíos que no habían sido
apresados se escondían, pero era casi
imposible no ser delatados. El ejemplo
de Ana Frank es perfectamente
ilustrativo. Pasó más de dos años escondida
con su familia en una buhardilla de unos almacenes de Amsterdam en “las habitaciones de atrás”, que era como ellos llamaban a su escondite.
En julio de 1944 Ana Frank escribió:
“Asombra
que yo no haya abandonado aún todas mis esperanzas, puesto que parecen absurdas
e irrealizables. Sin embargo me aferro a ellas a pesar de todo, porque sigo
creyendo en la bondad innata del hombre.”
Poco después fue delatada y murió de
tifus en el campo de concentración de Bergen-belsen.
Los campos de exterminio
Todavía cuesta creerlo e incluso hay
gente que afirma que nunca sucedió (negacionismo del holocausto). Hoy hay países en los que negar que haya
existido el Holocausto es un delito. Imagino que, si ha sido necesario considerarlo
un crimen, es porque el negacionismo existe.
Impresionante.
Los campos de exterminio tenían
precisamente ese objeto: exterminar a los judíos. Al principio se les mataba metiéndolos en
camiones cerrados y haciendo que los gases del tubo de escape entraran al espacio
que ocupaban. El método funcionaba, pero
no era lo bastante rápido y hacía difícil el trabajo de los verdugos. Los campos de exterminio representaron la
eficiencia de la industria alemana al servicio de la muerte. Los primeros campos, como el de Belzec
utilizaban también el humo de motores diesel para provocar la muerte. Belzec tenía cuatro cámaras de 45 metros
cúbicos cada una que permitían matar a 3.000 personas en media hora. No era suficiente.
Fosa común en Bergen-Belsen
El Zyklon B, o ácido prúsico, un
pesticida a base de cianuro, resultó ser el arma definitiva. Se hacía creer a los judíos que entraban en
una ducha colectiva, lo hacían completamente desnudos, hombres mujeres y
niños. Una vez dentro se cerraban las
puertas y el gas hacía su efecto.
El mayor centro de exterminio de la
Alemania nazi fue el de Auschwitz-Birkenau, situado a unos 43 km al oeste de
Cracovia. Se calcula que allí murieron
un millón cien mil personas. En la
puerta de entrada a uno de los campos que componían el complejo se puede leer
el lema en alemán “Arbet mach frei” (“el trabajo os hará libres”).
Seis
millones.
En total
se estima que seis millones de judíos fueron exterminados en el
Holocausto. El mundo se quedó
horrorizado ¿Cómo había podido suceder? ¿Cómo lo habían permitido las demás
naciones? ¿Podría volver a suceder?
¿Nunca más?
La
historia, lamentablemente, nos ha enseñado que el Holocausto no fue el último
genocidio. Después del genocidio nazi se
han producido muchos otros, algunos muy recientemente como el del pueblo Maya
Ixil en Guatemala en los años 80 (200.000 muertos), el de los tutsi a manos de
los hutu en 1994 en Ruanda (800.000 personas asesinadas) el de Bosnia en 1.995
con 8.000 bosnios asesinados por las fuerzas del general Ratlo Mladic en Srebrenika.
¿Es el
hombre un lobo para el hombre? ¿No hay
solución? No lo sé, parece que la
historia nos dice que, si la hay, hasta ahora no la hemos encontrado.
La frase
en realidad no es de Hobbes. Es de una
obra de teatro de Tito Macio Plauto (254 a.c – 184 a. C.) y su formulación era
bastante más esperanzadora que la de Hobbes:
“Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non trovit”. (“lobo es el hombre para el hombre, y no hombre,
cuando desconoce quién es el otro”).
Me parece
más esperanzadora porque nos dice que el hombre es un lobo para el hombre, pero
sólo cuando no conoce a ese otro hombre.
Podríamos interpretarlo al revés: si el hombre conociera al otro hombre
no sería un lobo para él.
Mucho más
tarde otro personaje mundial introdujo un poco de esperanza. Se llamaba John Lenon. Imaginó un mundo en el que todos los hombres
viviríamos en paz.
Quiero
creer en un mundo mejor pero necesito algo más que la esperanza de un cómico y un cantante.
Por mucho que lo vemos, por mucho que lo estudiamos, es difícil comprender que ocurre dentro de la cabeza de un ser humano para cometer semejantes crímenes contra la humanidad. El componente racista del nazismo le otorga a la dictadura de Hitler un grado superior a la del resto. El Holocausto Nazi fue la aniquilación sistemática y burocrática de seis millones de judíos por parte del régimen nazi y sus colaboradores durante la Segunda Guerra Mundial.
ResponderEliminarImpresionante y a la vez escalofriante trabajo sobre el holocausto producido por los nazis. Los judíos han sido perseguidos desde tiempos inmemoriales. Los antisemitas alemanes culpaban a los judíos de la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial, de los problemas económicos acaecidos tras la posguerra incluso de impedir que Alemania progresase.
ResponderEliminarLos campos de concentración, no solo eran para exterminio, sino además en algunos de ellos realizaban experimentaciones atroces con humanos: experimentos de genética, trasplantes realizados sin anestesia, experimentos sobre heridas en la cabeza, y un sinfín de actos que recogen el horror ocurrido en la época del holocausto. He podido ver algunas fotografías realmente espeluznantes.
Y como has relatado, por desgracia no es el único holocausto ocurrido en la historia, has mencionado varios, pero yo añadiré los que ocurren actualmente en Corea del Norte, un país que tiene en vilo continuo a la comunidad internacional por sus continuas amenazas y cuya población sufre las iras de su dictador, donde continuamente sufren atrocidades.
Un buen trabajo compañero, me ha puesto los vellos de punta.
Como otros compañeros han dicho, impresiona ver esas imágenes, la matanza que realizo los nazis con los 6 millones de judíos que mataron de una forma impensable e inimaginable en la cabeza una persona razonable. ¿En que estaría pensando Hitler cuando por primera vez se le ocurrió de hacer esto? en nada bueno seguro. Buen trabajo.
ResponderEliminarMe ha encantado tu aportación al foro porque es un tema que no deja de fascinarme e imagino que a los demás tampoco. Es increíble como tan siquiera Hitler podía tener ese pensamiento contra los judios. Y el holocausto es una acción atroz que parece pelicula de ficción en vez de pura historia.
ResponderEliminarMe uno a la opinión de los compañeros, es escalofriante ver las imagenes, leer algo sobre el tema o saber simplemente que hay gente de una calaña tan poco humana, que no tengo palabras para decir exactamente lo que siento. Como hacen desaparecer a tanta gente y el trato que les dan, es que me pongo en la piel de esas personas, que no dejan de serlo en ningun momento, seas de la religión que seas y me parece increíble. Muy interesante y completa tu aportación.
ResponderEliminarMuy buena información. Bien desarrollada. Una acotación: dijiste que a la entrada del campo de Auschwitz se encontraba el letrero: 'Arbet mach frei" pero la forma correcta sería "Arbeit macht frei".
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